NOTI SALUD

miércoles, 17 de junio de 2009

Crisis de angustia, cuando el miedo se apodera de nosotros

Claudia Sánchez M.

Estas crisis se caracterizan por la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso que afecta a los pacientes, alterando sus vidas y su entorno

Cuando el miedo se apodera de nosotros constantemente y es acompañado de un importante malestar corporal estamos frente a lo que se denomina una crisis de angustia, también llamada crisis de ansiedad o ataque de pánico. Estas situaciones corresponden a la aparición más o menos repentina, muchas veces sin motivo aparente, de una sensación de miedo intenso y una serie de síntomas, que varían entre diferentes personas que pueden ser muy similares a los que se experimentan tras un susto o amenaza externa y extrema.

Esta enfermedad es cada vez más frecuente en sociedades exigentes como la nuestra, donde el trabajo, el dinero, las expectativas económicas y el desarrollo profesional están

Cuando el miedo se apodera de nosotros constantemente y es acompañado de un importante malestar corporal estamos frente a lo que se denomina una crisis de angustia, también llamada crisis de ansiedad o ataque de pánico. Estas situaciones corresponden a la aparición más o menos repentina, muchas veces sin motivo aparente, de una sensación de miedo intenso y una serie de síntomas, que varían entre diferentes personas que pueden ser muy similares a los que se experimentan tras un susto o amenaza externa y extrema.

siempre generando una presión en las personas, lo que sumado a la falta de tiempo libre y la recreación han constituido el escenario perfecto para el desarrollo de la angustia, que llevada a extremos generan estas complicadas crisis.

Las situaciones de angustias, generalmente, se asocian a las mujeres y pueden originar graves trastornos en la calidad de vida de las personas, afectando sus relaciones de pareja, familiares y laborales, producto del constante miedo que los invaden y su disonante relación con el entorno.
Conocer las características de estas crisis, sus síntomas y sus consecuencias son algunas de las interrogantes a las que Punto Vital busca dar respuesta, en conjunto con el psiquiatra Aldo Varas, jefe policlínico de psiquiatría ambulatoria del Hospital Clínico Félix Bulnes, quien define este trastorno como: “un estado de respuesta inespecífico que tiene un componente psíquico y uno físico. En el componente psíquico podemos ver el apremio y el temor que frecuentemente está enfocado en que la persona cree estar sufriendo un grave ‘ataque’ (generalmente le adjudica una causa cardiaca). En el componente físico tenemos un sinnúmero de manifestaciones, las más comunes son el dolor opresivo, dificultad respiratoria, taquicardia, sudoración, temblor y sensación de desvanecimiento entre otros”, sostuvo Varas.


Las situaciones de angustias, generalmente, se asocian a las mujeres y pueden originar graves trastornos en la calidad de vida de las personas, afectando sus relaciones de pareja, familiares y laborales, producto del constante miedo que los invaden y su disonante relación con el entorno.


¿Cómo diagnosticarlas?

La Asociación Psiquiátrica Americana en su última clasificación sugiere que para diagnosticar una crisis de pánico deben existir cuatro o más de entre un listado de síntomas. A su vez, Varas concuerda con esta idea y comenta que los criterios son fáciles de aplicar por cualquiera que sufre una crisis de pánico y que, a modo general, se podría definir como “una aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos de la crisis”.

Estos síntomas pueden ser:

  • Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca
  • Sudoración
  • Temblores o sacudidas
  • Sensación de ahogo o falta de aliento
  • Sensación de atragantarse
  • Opresión o malestar torácico
  • Náuseas o molestias abdominales
  • Inestabilidad, mareo o desmayo
  • Sensación de que el mundo de alrededor ha cambiado o es irreal en algún sentido (desrealización), o que la persona se encuentra como separada de sí misma (despersonalización).
  • Miedo a perder el control o volverse loco
  • Miedo a morir
  • Sensación de entumecimiento u hormigueo en diversas partes del cuerpo (parestesias).
  • Escalofríos o sofocos

Más que un mal momento


Por otra parte, el doctor aclaró que de una crisis esporádica a que éstas sean consideradas una enfermedad crónica existe sólo un paso, marcado por ciertas características. “Un estado psíquico se convierte en una enfermedad cuando el ser se compromete en un estado de pérdida de la libertad cotidiana de la vida. Esto se refleja en frases como: ‘Ya no soy el mismo’, ‘no puedo hacer lo mismo’, ‘ya no siento lo mismo’ y ‘esto que estoy viviendo no me gusta y no lo puedo cambiar’”, sostuvo.

Asimismo, el jefe del policlínico de psiquiatría ambulatoria del Hospital Clínico Félix Bulnes agregó que una de las peculiaridades de esta enfermedad son los reales sentimientos y padecimientos de los pacientes.

“Lo curioso es que muchos de los que sufren de estas crisis se centran en las molestias físicas de la enfermedad y muchas veces no reconocen su estado de temor y angustia como anormal (para ellos su miedo es un miedo real a estar sufriendo una enfermedad física)”, aseguró Varas.

En cuanto a quienes pueden padecer estas crisis y los reales motivos de éstas, el especialista añadió que cada una de las teorías psíquicas han planteado distintas explicaciones sobre la génesis de este trastorno.

“Las teorías dinámicas postulan que las crisis de pánico constituyen crisis originadas por la ansiedad de separación o situaciones reales o imaginarias de perdida. Por otra parte, las teorías conductistas señalan que estas crisis son el resultado de la percepción equivocada de sensaciones físicas que, a menudo, provienen de una activación neurovegetativa. Mientras que, las teorías biológicas se refieren que la crisis de pánico es una respuesta de la excesiva hiperactivación de aquellas áreas del sistema nervioso central que regulan la expresión bioconductual del miedo y sus síntomas somáticos asociados, de esto se derivan varios procesos estructurales y bioquímicas en que su mal funcionamiento explicaría la aparición de la crisis”, explicó Varas.


Tratamientos y cambios de vida

El período de tratamiento del cuadro activo puede variar entre uno y dos años, compuesto por una parte farmacológico y psicoterapéutico. Según el doctor Varas los medicamentos utilizados corresponden a:

1. Antidepresivos (los más utilizados corresponden al grupo denominado Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina).

2. Benzodiazepinas, siendo las más utilizadas el Clonazepam y el Lorazepam.

Mientras que el tratamiento psicoterapéutico corresponde a una psicoterapia del tipo Cognitivo Conductual, ya que “ha demostrado ser de alta eficacia en estos trastornos. Los objetivos de esta terapia en esta patología son la reducción de frecuencia y magnitud de los síntomas, desaparición de las conductas de evitación, estrategias de afrontamiento y prevención de crisis y manejo de distorsiones y temores involucrados en las crisis”, dijo.

A su vez, disminuir el nivel de estrés, el ejercicio regular, el descanso adecuado y una dieta equilibrada puede ayudar a reducir la frecuencia de los ataques, según recomendaciones del profesional.Por otro lado se debe reducir, mejor aún suspender, el consumo de sustancias que eleven la ansiedad (alcohol, café, tabaco). “Muchos pacientes se ven enfrentados al desafío de un cambio en el estilo de vida para lograr la recuperación o atenuación de los síntomas”, agregó.

Además, existen diferentes grados en los cuales los factores ambientales desencadenan estas crisis. “Hay cuadros situacionales en que las crisis son desencadenadas en espacios cerrados por ejemplo en el metro o en espacios donde hay aglomeración de personas como por ejemplo en el mall.Otra manera de entender la relación con el medio es que las personas que están sometidas a estrés experimentan un aumento en la frecuencia e intensidad de las crisis,por ejemplo la sobrecarga laboral, los eventos biográficos adversos o las fechas significativas, esto dependerá de lo que genera estrés en la persona”.

Sin embargo, una vez conocidas las características de estas crisis y sus eventuales tratamientos, el entorno familiar de los pacientes constituye, sin duda, un complemento fundamental para el éxito de éstos, por lo que el apoyo y comprensión del entorno es importantísimo para sobrellevar este trastorno, así lo comentó el especialista.

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