Claudia Sánchez M.
Estas crisis se caracterizan por la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso que afecta a los pacientes, alterando sus vidas y su entorno
Cuando el miedo se apodera de nosotros constantemente y es acompañado de un importante malestar corporal estamos frente a lo que se denomina una crisis de angustia, también llamada crisis de ansiedad o ataque de pánico. Estas situaciones corresponden a la aparición más o menos repentina, muchas veces sin motivo aparente, de una sensación de miedo intenso y una serie de síntomas, que varían entre diferentes personas que pueden ser muy similares a los que se experimentan tras un susto o amenaza externa y extrema.
Esta enfermedad es cada vez más frecuente en sociedades exigentes como la nuestra, donde el trabajo, el dinero, las expectativas económicas y el desarrollo profesional están
Cuando el miedo se apodera de nosotros constantemente y es acompañado de un importante malestar corporal estamos frente a lo que se denomina una crisis de angustia, también llamada crisis de ansiedad o ataque de pánico. Estas situaciones corresponden a la aparición más o menos repentina, muchas veces sin motivo aparente, de una sensación de miedo intenso y una serie de síntomas, que varían entre diferentes personas que pueden ser muy similares a los que se experimentan tras un susto o amenaza externa y extrema.
siempre generando una presión en las personas, lo que sumado a la falta de tiempo libre y la recreación han constituido el escenario perfecto para el desarrollo de la angustia, que llevada a extremos generan estas complicadas crisis.
Las situaciones de angustias, generalmente, se asocian a las mujeres y pueden originar graves trastornos en la calidad de vida de las personas, afectando sus relaciones de pareja, familiares y laborales, producto del constante miedo que los invaden y su disonante relación con el entorno.
Las situaciones de angustias, generalmente, se asocian a las mujeres y pueden originar graves trastornos en la calidad de vida de las personas, afectando sus relaciones de pareja, familiares y laborales, producto del constante miedo que los invaden y su disonante relación con el entorno. |
¿Cómo diagnosticarlas? |
La Asociación Psiquiátrica Americana en su última clasificación sugiere que para diagnosticar una crisis de pánico deben existir cuatro o más de entre un listado de síntomas. A su vez, Varas concuerda con esta idea y comenta que los criterios son fáciles de aplicar por cualquiera que sufre una crisis de pánico y que, a modo general, se podría definir como “una aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos de la crisis”.
Estos síntomas pueden ser:
- Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca
- Sudoración
- Temblores o sacudidas
- Sensación de ahogo o falta de aliento
- Sensación de atragantarse
- Opresión o malestar torácico
- Náuseas o molestias abdominales
- Inestabilidad, mareo o desmayo
- Sensación de que el mundo de alrededor ha cambiado o es irreal en algún sentido (desrealización), o que la persona se encuentra como separada de sí misma (despersonalización).
- Miedo a perder el control o volverse loco
- Miedo a morir
- Sensación de entumecimiento u hormigueo en diversas partes del cuerpo (parestesias).
- Escalofríos o sofocos
Más que un mal momento |

“Lo curioso es que muchos de los que sufren de estas crisis se centran en las molestias físicas de la enfermedad y muchas veces no reconocen su estado de temor y angustia como anormal (para ellos su miedo es un miedo real a estar sufriendo una enfermedad física)”, aseguró Varas.
En cuanto a quienes pueden padecer estas crisis y los reales motivos de éstas, el especialista añadió que cada una de las teorías psíquicas han planteado distintas explicaciones sobre la génesis de este trastorno.
Tratamientos y cambios de vida |
El período de tratamiento del cuadro activo puede variar entre uno y dos años, compuesto por una parte farmacológico y psicoterapéutico. Según el doctor Varas los medicamentos utilizados corresponden a: 1. Antidepresivos (los más utilizados corresponden al grupo denominado Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina). 2. Benzodiazepinas, siendo las más utilizadas el Clonazepam y el Lorazepam. Mientras que el tratamiento psicoterapéutico corresponde a una psicoterapia del tipo Cognitivo Conductual, ya que “ha demostrado ser de alta eficacia en estos trastornos. Los objetivos de esta terapia en esta patología son la reducción de frecuencia y magnitud de los síntomas, desaparición de las conductas de evitación, estrategias de afrontamiento y prevención de crisis y manejo de distorsiones y temores involucrados en las crisis”, dijo. |
Además, existen diferentes grados en los cuales los factores ambientales desencadenan estas crisis. “Hay cuadros situacionales en que las crisis son desencadenadas en espacios cerrados por ejemplo en el metro o en espacios donde hay aglomeración de personas como por ejemplo en el mall.Otra manera de entender la relación con el medio es que las personas que están sometidas a estrés experimentan un aumento en la frecuencia e intensidad de las crisis,por ejemplo la sobrecarga laboral, los eventos biográficos adversos o las fechas significativas, esto dependerá de lo que genera estrés en la persona”.
Sin embargo, una vez conocidas las características de estas crisis y sus eventuales tratamientos, el entorno familiar de los pacientes constituye, sin duda, un complemento fundamental para el éxito de éstos, por lo que el apoyo y comprensión del entorno es importantísimo para sobrellevar este trastorno, así lo comentó el especialista.
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